viernes, 16 de diciembre de 2016

Mi participación en redes y blogs

Hasta ahora nos hemos centrado en analizar la comunicación a científicos, pero ¿qué ocurre con el público general? ¿La ciencia también se debe comunicar a las personas que no están en contacto con el mundo de la investigación?

Obviamente sí. Tal y como recoge el artículo 15 de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a participar en la vida cultural y a gozar de los progresos científicos. Por tanto la difusión de la ciencia y la cultura debe poder llegar a cualquier persona. En pocas palabras, el conocimiento es un derecho humano. Además, muchas investigaciones están financiadas por fondos públicos, por lo que se debe devolver el resultado a los contribuyentes.

Hemos visto que hay muchos medios para comunicar ciencia al público general: arte, revistas, youtube, blogs, redes sociales, etc. En cuanto a las redes sociales, Twitter o Facebook son las principales redes que se emplean hoy en día, por lo que son una manera idónea de exponer descubrimientos y llegar al mayor número de personas.

Aunque no sean tan conocidas, también existen redes sociales específicas para científicos, como, por ejemplo, Academia.edu, ResearchGate, Mendeley o Methodspace. Estas plataformas fomentan la colaboración entre investigadores; son la vía para compartir experiencias, recursos, hipótesis o documentación de una manera rápida. Mendeley la conocí en la primera sesión de este curso, ya que una compañera nos habló de ella y de lo útil que le estaba resultando en su carrera como investigadora. Hasta la fecha no tengo cuenta en ninguna de estas redes. No me lo había planteado nunca, puede ser porque no soy muy “amiga” de las redes sociales. Suena raro ya que hoy en día parece que el mundo gira en torno a ellas, pero yo hasta la fecha no he sentido esa necesidad de utilizarlas. Pero no descarto empezar a usar Mendeley e igual en un futuro, cuando empiece a publicar artículos, es posible que deba abrir una cuenta en alguna otra red en la que todos mis trabajos estén expuestos.

Mientras tanto, otra de las vías para publicar mis avances en la tesis es continuar con el blog que hemos creado en esta asignatura. La verdad es que con el ritmo que llevo ahora el blog tendía poco seguimiento.  Debido a compromisos laborales estoy a tiempo parcial en la tesis y al avanzar despacio, el tiempo entre una entrada y otra podría ser muy largo.  Para que un blog funcione bien y sea fuente de información debe ser activo, con entradas frecuentes y variadas. Por tanto, como he mencionado antes, si sigo como hasta ahora veo difícil mantenerlo. Pero la vida da muchas vueltas y es posible (y probable) que de aquí a poco tiempo empiece a darle caña a la tesis y entonces sí podría retomarlo. Lo laborioso es recopilar información, es decir, avanzar en la construcción de la tesis, pero una vez que ese trabajo está hecho, plasmar esos avances en una entrada de blog es sencillo.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Referencias

Hoy toca analizar las referencias que aparecen en los artículos. Después de leer las entradas sobre la materia destacadas en el blog, empezamos con la tarea…

He escogido uno de los artículos más relevantes que he empleado hasta la fecha en mi investigación: Use of GeoGebra in explorative, illustrative and demonstrative moments (Lasa y Wilhemi, 2013). Al final del texto encontrareis la referencia del artículo. Está disponible en la red, por lo que podéis verificar los comentarios que haré a continuación sobre las citas y referencias que aparecen en él.

A lo largo del texto se hacen 14 citas, es decir, referencias breves (con el autor y el año) que identifican la fuente de la que se ha extraído la información. Estas citas apuntan a la referencia bibliográfica que aparece al final del artículo, en la que se hace una descripción más extensa de cada fuente.

Todas las citas excepto una se encuentran al principio del artículo, en la introducción y la descripción de los métodos, hallándose en esta segunda sección la mayoría de ellas. La parte del artículo destinada a la discusión de ideas contiene una única referencia. Así, hay una única cita en la primera página, dos en la segunda, tres en la tercera, dos en la cuarta, cinco en la quita y una en la duodécima. Haciendo una reflexión sobre esta distribución, se puede concluir que es totalmente razonable, ya que en esas dos primeras secciones además de introducir los conocimientos existentes sobre el tema a tratar, se introducen los métodos empleados en la investigación, que son métodos descritos y teóricamente redactados en trabajos anteriores. Estos métodos son la base en la que se apoyan los autores del artículo para seguir avanzando y descubriendo nuevos saberes relacionados con el tema. Es decir, en estas dos primeras secciones se hace referencia a lo que ya se sabe sobre el tema, es por eso que es necesario comentar descubrimientos de otros investigadores. En cambio, en la sección de los resultados, no se espera que haya ninguna referencia a otros trabajos, ya que es la parte en la que se presenta y analiza el experimento llevado a cabo.

Para finalizar, queda detallar la tipología de las citas. La mayoría de ellas son citas indirectas generales, ya que introducen ideas que se tratan en otros trabajos, señalando el autor y el año del texto del cual se ha obtenido la información. Hay una cita textual larga y también una cita a otra cita, en la que un autor menciona el texto de otro autor.

Dejo aquí la referencia del artículo analizado.

Lasa, A., Wilhelmi, M.R. (2013). Use of GeoGebra in explorative, illustrative and demonstrative moments. Revista do Instituto GeoGebra Internacional de Sao Paulo, 2(1), 52–64. [Recuperable en (01/10/2014):  http://revistas.pucsp.br/index.php/IGISP/article/view/15160/12279]. 

jueves, 8 de diciembre de 2016

Documentación científica y revisión por pares

Ya sabemos qué es la ciencia, pero sería imposible hablar de esta disciplina si no existiera una correcta documentación. La documentación científica se constituye por una cadena imprescindible para seguir haciendo ciencia. Los investigadores necesitamos trabajos redactados por otros investigadores para documentarnos en un tema,  para saber hasta dónde han llegado otros compañeros; pero de la misma manera, tal y como se dice en el libro “Como escribir y publicar un artículo científico” (Robert Day), tenemos el deber de redactar y publicar nuestros descubrimientos para que otros científicos pueden hacer uso de ellos.

Hasta aquí todo obvio, pero adentrándonos en los aspectos de la documentación científica, he encontrado dos ideas que han llamado mi atención. Por un lado, en el capítulo del libro de  J.R. Pérez Álvarez-Ossorio he leído una afirmación que me ha llevado a reflexionar sobre el tema: La verdadera revolución en el mundo de la documentación no ha sido el ordenador, sino los sistemas de telecomunicación. Al principio se ha recalcado la importancia de redactar las investigaciones, pero estos documentos no serían útiles si el acceso a ellos fuera  rocoso. Es verdad que sin un ordenador o aparato electrónico es imposible llegar hasta un artículo publicado en la red, pero realmente la posibilidad de ver o leerlo la dan las telecomunicaciones, que permiten tener acceso a cualquier documento desde cualquier punto del planeta a un coste razonable. Por otro lado, en la presentación de los posibles espacios para publicar investigaciones, he descubierto un posible destino del que no había oído hablar: espacio dedicado a la curación de contenidos.

Respecto a la publicación de trabajos, hoy en día, en la ciencia moderna, el método que se utiliza para decidir qué investigación se financia o qué artículo se publica se denomina “revisión por pares”. Si nos centramos en la publicación en revistas, este método consiste en que investigadores expertos en el tema, externos a la gerencia de la revista, evalúen el trabajo y en base a estas evaluaciones el editor de la revista decida si publicarlo o no.

El proceso hasta publicar un artículo es el siguiente: el investigador tiene una idea y la lleva a cabo, a veces con la ayuda de becas. Después analiza y recoge los resultados obtenidos y los presenta en conferencias, congresos o en eventos de esta guisa en los que recibe feedback de compañeros, felicitando su trabajo, aportando nuevas ideas o corrigiendo errores. Con estas aportaciones el investigador escribe un manuscrito que envía a una revista. Acto seguido la revista envía el documento a dos o tres investigadores, que no tienen contacto entre ellos y a los que no se remunera por el trabajo de corrección, que evalúan individualmente el manuscrito centrándose en los siguientes aspectos: ¿de qué trata el conocimiento?, ¿es interesante?, ¿es relevante?, ¿tiene sentido?, ¿se está aportando realmente un nuevo conocimiento?... La evaluación puede ser positiva (sin necesidad de realizar ningún cambio o con pequeñas sugerencias para modificar) o negativa (con sugerencias que permiten un segundo envío o totalmente rechazada). En base a las opiniones de los expertos el editor decide qué hacer con el artículo.

A pesar de ser un método extendido, hay investigadores que lo rechazan por su larga duración, por posibles desacuerdos con los correctores y por posibles robos de ideas. Tal y como se menciona en el texto de José R. Alonso, existen casos de revisiones estúpidas o de calidad mínima, demanda de experimentos desmesurados o robo de ideas. Por ello, en contraposición a la publicación en revistas, algunos investigadores optan por publicar sus logros en blogs. La manera de publicar es rápida, personal (sin posibilidad de robo de ideas) y como se ha mencionado antes, gracias a las telecomunicaciones, accesible para todos los públicos.